Arranque
Caminando a la utopía, el sabio tomó las naves que había anticipado para cruzar el último escalón. Dos vehículos planificó la mente absoluta. Así subió a los autosuficientes liderables a aquella que se adelantaría al objetivo. Él condujo la segunda, con los ordinarios. En una última sonrisa al gesto del plan, soltó el volante y sopló hacia la humanidad su última bendición.
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